¡Hola! Rafaela Ojeda, alumni de Kinesiología y cursé un semestre de internado electivo en la Universidad CEU San Pablo, España.
Desde finales de septiembre hasta finales de diciembre del 2022 realicé mi último internado clínico en el Centro Europeo de Neurociencias, en Madrid, España. Esta experiencia fue, como cabe imaginarse, algo extraordinario.
Los internados clínicos de por sí son experiencias enriquecedoras, por ser generalmente la primera instancia de contacto con el paciente desde un rol más cercano al de profesional de salud que al rol de estudiante. Trasladar esto a un país distinto, con una cultura distinta y sistemas de salud distintos trae consigo un aprendizaje distinto: enseña nuevas perspectivas y presenta nuevos desafíos, pero también permite ver la transversalidad de la propia profesión, comparar y contrastar las similitudes y las diferencias, el qué hacemos bien y en qué podemos mejorar.
El ser parte de este programa fue una experiencia sumamente positiva. Logré conocer profesionales de excelencia y formar lazos no solos de trabajo sino también de amistad, y sin duda aprendí mucho en materia teórica, práctica, y habilidades blandas. Encontrarme en un país desconocido me obligó a desarrollar autoconfianza, el aprender a valerse por uno mismo, y también potenciar habilidades colaborativas y de trabajo en equipo con personas que viven en un contexto distinto, pero donde se encuentra lo común entre las diferencias.
También valoro mucho el intercambio en cuanto a lo académico y profesional. Tuve la suerte de realizar mi internado en uno de los mejores centros de neurorrehabilitación de España, el cual contaba con recursos y tecnologías de último nivel y aplicaba un modelo intensivo, lo cual es un sueño como profesional y beneficia tremendamente a los usuarios que asisten a este centro. Conocí pacientes muy diversos, con afectaciones desde muy leves a muy graves, y el observar y participar de sus terapias me permitió aprender distintos abordajes y técnicas, así como ampliar mi visión sobre lo que se puede lograr con ellos. Debo destacar la calidad de los profesionales de salud que me guiaron, no solo kinesiólogos, sino también terapeutas ocupacionales, fonoaudióloga y neuropsicólogas, ya que el trabajo en equipo era clave en las intervenciones que realizaban, y sin duda dan cuenta de lo importante del trabajo interdisciplinario. No solo son excelentes en su trabajo, sino que también fueron excelentes docentes y tutores durante todo el proceso de la práctica clínica. Puedo decir con confianza que esta experiencia me hace ser mejor kinesióloga hoy en día.
Realizar un internado en el extranjero no está libre de dificultades, pero definitivamente lo recomiendo para quienes tengan la oportunidad de acceder a este programa. Es una vivencia única que te hará crecer como profesional y como persona. Mi recomendación principal es atreverse y tomar el desafío, confiar en las propias capacidades, y aprovechar lo más posible la oportunidad.