Romina Araya: La kinesióloga UDD que complementó sus estudios con la Ingeniería Civil Industrial

Tomar la decisión de estudiar una segunda carrera no es algo común, pero para Romina Araya, alumni UDD, era el camino necesario para potenciar su crecimiento profesional y ampliar su impacto en el ámbito de la salud y la administración. Después de titularse en 2009 y ejercer como kinesióloga, optó por entrar en 2012 a Ingeniería Civil Industrial en la sede de Concepción, con la convicción de que esta nueva formación le brindaría herramientas adicionales para complementar de mejor manera sus conocimientos ligados a la recuperación física.
«Era una carrera bien compleja, pero me pasó que en el camino quería crecer más. Deseaba poder ayudar mucho más de lo que podía hacer solamente como kinesióloga. Y este ayudar más significaba, en el fondo, tener más herramientas relacionadas a la administración y a los números, poder llegar a más gente», explica Romina.
Para ella, elegir una segunda carrera no fue una decisión al azar. Tenía claro que no quería simplemente realizar un diplomado o un magíster, sino que buscaba una formación integral que le permitiera postular en el futuro a roles administrativos con un conocimiento en gestión. «Quería ir más allá y eso significaba que, si el día de mañana iba a postular a un puesto administrativo, quería tener todas las herramientas de logística, resolución de problemas que no siempre se tienen en un diplomado. Necesitaba saber bien cómo se administraba una empresa y aprender en base a esa experiencia que te da estudiar otra carrera», comenta la ingeniera titulada en 2016.
La decisión de volver a estudiar en la Universidad del Desarrollo fue natural para ella. «Yo podría haber estudiado en cualquier otra universidad, pero decidí dar la prueba nuevamente y con puntaje en mano, estudiar en la UDD, de nuevo. Sabía que lo que buscaba no me lo iba a dar otra universidad que no fuera la UDD», destaca.
Su experiencia previa también le permitió derribar mitos y ver las cosas desde otra mirada. «Hay gente que dice que en las carreras hay clases de relleno, pero yo sentía todo lo contrario. Esos ramos ayudan a generar otras habilidades que son muy importantes porque te enseñan a trabajar en equipo», reflexiona la kinesióloga, agregando que en especial, valora los ramos sello de la UDD, donde descubrió la importancia de la colaboración y el aporte de cada integrante en un equipo. «Aprendí que todos éramos necesarios e importantes, y que cada uno tenía distintas habilidades que ofrecer», comenta.
La UDD influyó especialmente en su sentido de responsabilidad y en su mentalidad emprendedora. «Aprendí que siempre hay que querer hacer las cosas, y siempre ser optimista, porque muchas veces uno intenta emprender y las cosas no funcionan a la primera. Esta perseverancia que a uno le entrega la universidad, de nunca rendirse, de siempre seguir adelante, de siempre ser responsable con lo que uno está realizando, creo que es un sello muy importante que han entregado. Eso lo veo con la gente que trabajo, porque muchos de ellos también son UDD, y todos tienen los mismos valores», enfatiza la alumni.
La primera vez que la kinesióloga aplicó sus nuevos conocimientos fue mientras cursaba Ingeniería, ahí, junto a una compañera de Kinesiología crearon Equimove, emprendimiento que duró cerca de cuatro años. La startup -que ganó fondos Sercotec- consistía en llevar implementos a la casa de los pacientes para que pudieran hacer su recuperación en la comodidad de su hogar. “Compramos maquinaria y otros elementos como balones terapéuticos, si la persona lo requería, nosotras se lo llevábamos”, recuerda.
Hoy, Romina Araya se desempeña como gerente comercial de Nasara y también en Spin Medical, ambas empresas dedicadas a vender productos para la rehabilitación muscular. La experiencia y conocimiento de la alumni UDD, han contribuido en su consolidación en el mundo de la kinesiología.