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Estudio de CIMA UDD revela un peligroso aumento de escolares inscritos para dar exámenes libres 

Un estudio realizado por el Centro de Investigación y Mejoramiento de la Educación de la Universidad del Desarrollo (CIMA UDD), reveló que -según cifras del Ministerio de Educación-, entre los años 2015 y 2022, el número de escolares inscritos para dar exámenes libres pasó de 4.200 a 20.196, mostrando un crecimiento aproximado de un 380%. Esta situación no ha sido acompañada de un enfoque integral que garantice la equidad en el acceso a recursos educativos ni el desarrollo integral de los menores que optan por esta modalidad. 

A juicio de los académicos a cargo -Mauricio Bravo, vicedecano de la Facultad de Educación UDD; y Armando Rojas, investigador asociado de CIMA UDD-, el aumento responde, en parte, al incremento de la desvinculación escolar, ya que, según los datos, el 22,8% de los estudiantes desvinculados se encuentra inscrito en esta modalidad de validación de estudios. En este sentido, otro de los puntos que pudo haber influido fue la creación de políticas públicas como la Ley de Inclusión y el Sistema de Admisión Escolar (SAE) que han restringido la libertad de enseñanza. 

Según explica Bravo, las principales consecuencias de rendir exámenes libres son que “se genere una baja profundidad curricular; una inequidad en la preparación, debido a que muchos menores no tienen acceso a recursos educativos. También podría haber un aislamiento social que afectaría el desarrollo emocional. Por último, existe la posibilidad de una falta de trazabilidad en los registros de datos hace que se limite el diseño de políticas públicas efectivas”. 

En cuanto a las soluciones para los problemas revelados en el estudio, los investigadores plantean la creación de una evaluación del bienestar socioemocional de los estudiantes, para que así se aborden las necesidades integrales de ellos. Además, se debe hacer un sistema centralizado de registro de datos sobre los menores que rinden exámenes libres, incluyendo variables como región, género, nivel socioeconómico, resultados, etc., así se permitiría evaluar el impacto educativo y social de la modalidad, identificando brechas específicas para orientar decisiones basadas en evidencia.