Alumni de Arquitectura rescata la identidad patrimonial de las baldosas de Concepción
Figuras que traen recuerdos, que son parte de un lugar icónico de la ciudad o de una época en particular. Concepción tiene decenas de baldosas y Catalina Melo, alumni de Arquitectura UDD, creó el proyecto “Baldosario” con el fin de rescatar parte de este patrimonio presente en la capital del Biobío.
La iniciativa comenzó con una etapa profunda de búsqueda e investigación y que culminó con la exposición de las diez baldosas más representativas del paisaje urbano de la zona. Para ello, replicó los patrones que fue encontrando mediante un proceso artesanal, desde la mezcla de pigmentos hasta el fraguado de cada pieza. “Nunca había hecho baldosas. Fue un desafío enorme llegar a ciertos colores, probar técnicas y hacer cada pieza a mano. Pero verlo terminado fue increíble, un vínculo entre lo antiguo y lo que estamos construyendo hoy”, explica Catalina.
Durante varias semanas, la comunidad penquista pudo ver y conectar con esta muestra. “Para el Día del Patrimonio, cuando unas personas mayores vieron las baldosas del Teatro Rex me dijeron: ‘Yo iba a ese teatro de niño’. Fue ahí cuando entendí que Baldosario no solo es un proyecto personal, para muchos, es una forma de revivir parte de su vida en la ciudad”, comenta.
Además de rescatar el valor patrimonial de las baldosas, Catalina espera que “Baldosario” inspire a la conservación de estos elementos. Aunque la protección formal de estas piezas no es inmediata, ella confía en que su proyecto impulse a la comunidad a reconocer su valor y a cuidarlas. “Después de los terremotos, no solo se pierden edificios, sino también estos detalles. En muchas restauraciones, se opta por materiales modernos, y lo que era nuestro va desapareciendo. Mi objetivo es que la gente vea que esas baldosas son más que simples adornos, que son parte de nuestra historia”, señala.
Dentro de sus próximos proyectos, espera poder plasmar todo el registro que tiene en una publicación para que quede de forma permanente. Además, cuenta que la han contactado de otras comunas y “me piden que vaya y registre las baldosas de sus barrios. Aunque soy solo yo y tengo una guagua, esto me inspira a seguir. Es mucho más que baldosas; es una manera de conectar a las personas con su historia”, concluye Catalina.