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Alumni de Ciencia Política UDD es cónsul de Chile en Turquía

Cristóbal Lajtonyi Delorenzo es titulado de la carrera de Ciencia Política y Políticas Públicas de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo (UDD). Hoy, a nueve años de su titulación, se encuentra viviendo una gran experiencia personal y profesional: es cónsul de Chile en Turquía, país al que llegó con su familia a inicios de 2021.

El alumni UDD cuenta que, desde niño, sintió vocación de servicio público. “Siempre me interesó trabajar en algo que me permitiera ser un aporte para mis compatriotas. No sé si necesariamente en el Estado, pero sí donde se pudiera servir al otro”, recuerda. Y fue en esta búsqueda que se encontró con la carrera de Ciencia Política.

Sus inicios en el mundo laboral fueron en el Ministerio de Defensa. Luego de unos años, decidió postular al servicio exterior e iniciar una carrera diplomática. Actualmente, la única vía de ingreso es la Academia Diplomática de Chile, “algo difícil, pues cuesta que te acepten. Postula mucha gente y muy bien preparada. Es un proceso que dura en total seis meses, bien competitivo y riguroso. Pero me dije, si estudié para esto, al menos debo intentarlo”, recuerda Cristóbal.

Una vez aceptado en la Academia fue nuevamente estudiante, hizo una práctica de seis meses y trabajó por dos años en Cancillería, cumpliendo así con lo que establece la Ley. “Terminado ese proceso, tienes el grado suficiente para irte destinado. Es el broche que uno espera todo el tiempo de formación previa. Y a mi me dijeron: te vas a Turquía como cónsul”, cuenta.

Actualmente, lleva más de un año viviendo en Ankara, la capital de Turquía, junto a su señora Francisca y sus dos hijos (mellizos). Para él, el principal desafío, aparte de la adaptación cultural, ha sido relacionarse con temas sensibles. “Muchas veces nuestro trabajo involucra a personas en situaciones emocionales complicadas y yo, para eso, no tenía ninguna formación. Hay una serie de habilidades que siento que no tenía, pero uno trata de responder con tino. Son personas que necesitan ayuda, entonces tienes que responder como cónsul, pero a la vez en términos humanos”, reflexiona.

¿En qué consiste el trabajo de un cónsul?

– Las misiones diplomáticas tienen dos ‘patitas’. Una son las embajadas, que son políticas y cuya función es representar oficialmente al Estado de Chile en el país. Los consulados, en tanto, son entidades que están al servicio de los ciudadanos, en este caso, de los chilenos en Turquía. Hacemos todo lo que el Estado chileno podría hacer en términos administrativos con y por ellos. Somos notario público, asistente social, coordinamos comunidades como nexo formal, estamos a cargo de las gestiones migratorias. Es ponerse al servicio de los residentes en Turquía y de los turistas, que son nuestro principal foco, porque recibimos miles de chilenos al año que vienen con fines turísticos.

¿Cómo ha sido la experiencia hasta ahora?

– Si bien el proceso es super estresante, al final del día es muy entretenido. Es bien sacrificado, pues uno se imagina la vida diplomática en Londres o París y que es increíble siempre, pero no, a veces te destinan a países complejos. Entonces te entusiasmas, porque es a lo que uno aspira, y también es una carrera muy bonita, pero hay que tener dedos para el piano porque de verdad que la carrera diplomática es pura vocación. Además, uno está máximo cinco años en las destinaciones y luego nos cambian.

¿Cómo funciona eso a nivel personal?

– Esta carrera, a diferencia tal vez de otras, es un compromiso familiar. En el extranjero no solo el diplomático titular cumple un rol, sino que la familia completa se va a misión a representar a Chile, por lo que es importante que las familias conozcan las funciones y estén dispuestas. Nosotros lo estamos y de verdad siento que di en el blanco con mi elección. En cuanto a la adaptación cultural, hay que saber bien a lo que uno va pues llegas a un país donde cambia todo, desde la religión hasta el idioma, que es súper difícil. Lo bueno es que en mi trabajo estoy mayoritariamente con chilenos, hay asistentes turcos que son traductores y con las autoridades me entiendo en inglés. Es en el día a día donde se hace difícil, pero nosotros hemos ido tratando de aprender de a poco, en las cosas cotidianas, como ir al supermercado.

¿Cómo influyó la UDD en el desarrollo de tu carrera diplomática?

– Yo siento que la carrera de Ciencias Políticas me ayudó mucho en el camino que decidí seguir. Por ejemplo, en el proceso de postulación a la Academia, y durante los años de estudio, nunca me preguntaron o tuve que ver algo que no hubiese visto antes o totalmente nuevo. Recuerdo que tomé muchos ramos de relaciones internacionales, de derecho internacional, de historia de la diplomacia (…) que fueron muy útiles, entonces estaba bien preparado. Y en general, encontré la universidad súper buena, pues se toman en serio los procesos y con un nivel de rigor óptimo. Además, he sentido que en el mundo laboral hay una buena impresión de la UDD y de sus egresados. Eso también me ha ayudado mucho. Estoy super conforme con la opción que tomé y el resultado final que obtuve.

Para finalizar, cuenta que con su familia están tratando de llevar su vida lo más normal posible y que hoy están en la fase de equilibrio. “Cuando llegas todo es maravilloso, luego encuentras todo malo, hasta que te estabilizas. Es más, hoy, de vacaciones en Chile, extrañamos el canto a las mezquitas que se realiza seis veces al día. Creo que, al final del día, es gratificante encontrarse con otras realidades”, concluye.