Diálogos Economía del Futuro: «Invasión Rusa: efectos geopolíticos e impacto económico»
Ya ha pasado más de un mes desde la invasión de Rusia a Ucrania, y los efectos de esta guerra ya están comenzando a sentirse fuertemente en el mundo, no solo afectando el ordenamiento político mundial, sino que también repercutiendo en lo económico y social.
Para hablar de los efectos, consecuencias y proyecciones de este conflicto, el Centro de Investigadión de Empresa y Sociedad, CIES -de la Facultad de Economía y Negocios, FEN-, organizó la charla “Invasión Rusa: efectos geopolíticos e impacto económico”, en el marco del ciclo Diálogos Economía del Futuro.
Moderado por el director del CIES, Hernán Cheyre, la actividad contró con la participación de los académicos de la FEN, Klaus Schmidt-Hebbel, ex economista jefe de la OCDE, y de Mauricio Rojas, doctor en Historia Económica, quienes entregaron sus puntos de vista respecto a este conflicto, abarcando los principales riesgos y consecuencias, de mediano y largo plazo, que generará para la economía global.
“Lo interesante que esta guerra, como es la primera con características stalilianas o hitlerianas, que lanza un poder grande desde 1945, genera una reacción condenatorio universal, política, social y vía medios sociales. La condena se refleja, en que, en la ONU, 141 de los 193 miembros condenan la invasión de Rusia a Ucrania, a través de una resolución condenatoria”, explicó Schmidt-Hebbel.
Por su parte, Mauricio Rojas señaló los elementos que han sido parte de esta guerra y señalando que “lo más importante es lo difícil que ha sido para Rusia alcanzar los objetivos que se propuso”. Añadió que uno de los elementos sorpresivos que ha tenido el conflicto “es que Putin aparece perdido en el típico laberinto de los dictadores. Donde todo su entorno no tiende a ver las dificultades. Se pensó que iba a ser fácil la invasión, sin embargo, ha habido errores que han conducido a horrores”.
Con respecto a lo que pasará en materia económica, Rojas fue enfático en señalar que, si uno mira a largo plazo, nos estamos orientando a lo que define como nuevo orden mundial. “En términos económicos se basará en un sistema global económico, capitalista y de mercado. Este sistema económico unitario, va a tener política y militarmente dos polos, uno será la alianza de las democracias, liderado por EE.UU. y la de los autoritarismos, en donde China liderada por China. Rusia va a ser un país de segundo rango y en torno a ellos se agruparán una gran cantidad de países que son dependientes de la economía China”, expresó.
Frente a esto, Schmidt-Hebbel explicó que Rusia es un enorme oferente, productor de gas y petróleo en la economía mundial, donde “representa el 11% de la producción mundial de petróleo y 15% en la producción mundial de gas natural. Más aún, el caso de la Unión Europea, la que importa un 27% de todas sus importaciones de petróleo desde Rusia y un 41% de todas sus importaciones de gas, tremendamente dependiente”. Añadiendo que esto no solo pasa con los combustibles, sino que también Rusia y Ucrania combinadas, representan entre el 10% y 20% de la oferta mundial de algunos commodities agrícolas básicos.
¿Cuáles son las consecuencias económicas para Chile?
Según explicó Schmidt-Hebbel, no hay ninguna estimación cuantitativa hasta la fecha. De esta forma, las consecuencias económicas para Chile son más bien estimaciones cualitativas, basadas en otras crisis economías y políticas previas que han afectado al mundo, siendo sus principales consecuencias, el alza de precios de energía, petróleo, gas y alimento; la incertidumbre; la disminución de la actividad mundial, que implicaría menos demanda por las exportaciones chilenas. Todo generará más inflación, con menos salarios e ingresos reales. Por lo mismo, es que planteó que “el Banco Central está en una disyuntiva muy fuerte, presionado por la altísima inflación actual y todavía proyectada para los próximos meses y años, tiene que subir las tasas, pero quizás lo haga a un ritmo más morigerado en los siguientes meses”.
Es ahí donde también surge la importancia de los mecanismos regulatorios, como el MEPCO o el FEPP. “Estos mecanismos pueden ser útiles para debilitar el brutal shock de los bolsillos de los chilenos: el alza de los precios del combustible, de la parafina usada en la casa, hasta la bencina y el diésel en los camiones y el transporte público en los buses. Entonces una forma de hacerlo es, claro, darle más recursos al MEPCO, quizás fortalecer el FEPP, pero eso tiene que ser temporario, y yo pienso que para el 2023, esto tiene que sincerarse y básicamente pagarse los precios internacionales, traducidos en pesos chilenos al tipo de cambio, de manera que esto no sea un recurso fiscal eterno, que implique un debilitamiento en la posición fiscal para siempre”, puntualizó el economista y académico.