Vicente Hernández, alumni de Medicina: “el egresado UDD tiene un fuerte compromiso social”
Vicente Hernández entró a estudiar Medicina en la Universidad del Desarrollo (UDD) en 2010, para él, una apuesta, ya que en esa época aún no habían egresados de la carrera. Sin embargo, 11 años después, puede decir que no se equivocó, pues no sólo hizo grandes amigos, sino que cumplió sus expectativas al formarse «con profesionales de la salud que son un excelente ejemplo, comprometidos, que se la juegan por los pacientes y se preocupan por ellos, algo fundamental cuando la vocación de servicio público es la base del trabajo que a diario se realiza», explicó.
Se tituló en diciembre de 2016, con la idea de tomarse un año para ejercer como médico antes de postular a la beca de Medicina Interna en la misma UDD. Así, en 2017 trabajó en distintos lugares, uno de ellos, un pequeño hospital en Fresia (comuna de la Provincia de Llanquihue, en la Región de Los Lagos), donde hizo un reemplazo, experiencia que le encantó: «La dinámica de trabajar en un recinto chico, en un pueblo chico, me gustó al tiro”, indicó.
Posteriormente, trabajó en consultorios y servicios de atención primaria de urgencias de distintas comunas de Santiago pero, al poco tiempo surgió una posibilidad que le cambiaría la vida. Se enteró que se había abierto un concurso para médico general de zona en el Servicio de Salud del Reloncaví, que tenía cupos en Llanquihue, Puerto Varas y Futaleufú y, motivado por un amigo, decidió postular. “Fue así como el 25 de septiembre de ese mismo año me llaman y dicen que quedé en segundo puesto y que podía elegir entre algunos de los tres lugares… y escogí Futaleufú. No lo dudé, pero tampoco había una razón. Fue una decisión de la guata”, señaló.
En cinco días dejó todo y partió al sur de Chile, a vivir en una pensión mientras buscaba una cabaña y caminaba todos los días al hospital de Futaleufú. Para él, no fue difícil adaptarse, pues el ambiente lo permitía, por lo que logró compenetrarse con sus colegas y hacer amigos rápidamente.
Sin embargo, siente que tiene un tremendo desafío desde el punto de vista clínico y de la relación con los pacientes, “pues somos médicos generales con lo básico para la atención. Todo lo grave hay que manejarlo hasta que llega un avión; podemos estar hasta dos días sosteniendo situaciones complejas con pacientes. Entonces hay que ser muy resolutivo, pero también prudentes, pues estamos tratando personas, y honestos, porque a veces nos toca decirles a los pacientes que no sabemos qué tienen, pero que vamos a hacer lo mejor posible por ellos”, indicó.
Tal fue su adaptación y el trabajo bien hecho que, en agosto de 2019, fue nombrado director del hospital, cargo que tuvo que dejar por temas familiares, decisión que fue apoyada por su jefatura. Sin embargo, sigue siendo médico del recinto, al menos hasta fin de año, cuando pretende regresar a Santiago para hacer la especialidad de Medicina Interna. “Pero voy a volver al sur. Soy súper afortunado, porque pude comprarme un terreno y hacerme una casa y quiero vivir ahí. Mi norte es poder trabajar en Puerto Montt, que tiene un hospital espectacular, e ir frecuentemente a la provincia de Palena y atender pacientes allá”, puntualizó.
Vida universitaria con un fuerte compromiso social
Vicente recuerda que cuando ingresó a la Facultad de Medicina Clínica Alemana Universidad del Desarrollo se vivía un ambiente muy familiar, algo parecido a estar en el colegio, pues la relación que se dio entre los compañeros y con sus profesores era muy cercana. Sin embargo, desde sus inicios observó que había mucho por hacer desde el punto de vista de la vida universitaria. “Había centros de alumnos que iban y venían, pero algo faltaba. Y encontré gente super motivada y comenzamos a hacer cosas juntos”, indicó.
Fue así como en 2013 fue electo como presidente del centro de alumnos de Medicina, agrupación a la que decidieron darle un sentido más amplio, con una visión más allá de lo gremial y con un enfoque integral para cultivar cosas fuera de la parte académica. Por ejemplo, recuerda las visitas a la Fundación Gantz o la elaboración de un mural en la cárcel, “donde incluso conocí a ‘la Quintrala’… fue impactante”, dijo. Además, en este camino fortalecieron vínculos con el Hospital Padre Hurtado -principal campo clínico de la Facultad-, donde lograron conectarse con lo local. “Fue bien bonito”, manifestó.
Para él, la posibilidad de participar de este tipo de actividades y relacionarse con otras realidades se compenetran súper bien con el perfil del egresado de la UDD, que “tiene un fuerte compromiso social, iniciativa y es capaz de liderar distintos equipos. En mi caso, llegué al hospital y al año y medio fui director. Y si bien, en general, los médicos son muy buenos en Chile, hay un sello específico que puede atribuirse a quienes estudiamos en la Facultad de Medicina de la UDD”, puntualizó.
A su vez, destacó la posibilidad de vincularse a un recinto como el Hospital Padre Hurtado, pues “la riqueza que te entrega trabajar con gente distinta a uno, no solo desde el punto socioeconómico, sino también social y cultural, es innegable. Así se crece”, finalizó.