La Casa Rodante: una apuesta por el arte
La aspiración de eliminar la brecha existente entre el público y el arte es lo que impulsó a un grupo de siete actores a establecerse como compañía teatral.
El año 2006 surgió en este conjunto de profesionales la inquietud de tener un lugar propio para montar sus obras y contar con el espacio necesario para que más profesionales como ellos tengan un establecimiento desde el cual desarrollarse y, al mismo tiempo, aportar a la difusión del arte a la comunidad.
Fue así como en 2011, Daniela Pérez, María Paula Gutiérrez, Natacha Espinoza, Nicolás Aguirre, Pamela Lizama, Patricia Tejos, Christian Séve y Sebastián Pinto formaron el actual “Centro Experimental de Arte La Casa Rodante”, un espacio que posee las instalaciones y características necesarias para llevar a cabo disciplinas tan diversas como el teatro, producción musical, diseño, danza y fotografía, entre otras.
“Aquí se está definiendo algo que no está en ninguna otra parte, no hay un lugar donde encuentres todas las cosas que hay en esta casa. Es un espacio que hemos construido a pulso”, cuenta Nicolás Aguirre, uno de los creadores del espacio multicultural.
“Somos privilegiados por contar con este lugar. El sueño de cualquier actor es tener un teatro y nosotros lo tenemos. Somos una casa abierta a todas las posibilidades e inquietudes de los artistas, para así entregar un espacio de diversidad cultural y, al mismo tiempo, ampliar nuestro mercado”, asegura Pamela Lizama, también fundadora de la compañía. Agrega que “uno como actor tiene que buscar estrategias para mantenerse en este círculo, que no es muy amable”.
Es en esta búsqueda donde nace la iniciativa de ampliar la oferta y crear una corporación sin fines de lucro que permita concretar proyectos sociales, financiados por la ley de donaciones culturales, y generar así actividades gratuitas para la comunidad.
“Queremos, a través de esta ley, poder financiar los sueldos de quienes trabajan en la corporación, de los profesores que realizan clases y pagar a las compañías para que desde este lugar presenten sus obras de forma gratuita para la comunidad”, asegura Pamela.
Si bien esta iniciativa está en funcionamiento, actualmente el grupo de actores se encuentra en la búsqueda de financiamiento que les permita seguir creciendo.
“En un plazo de cinco años, la corporación debiese estar funcionando por completo y con posibilidades de expandir el modelo al resto del país, a través de residencias culturales, es decir, que La Casa Rodante pueda optar a administrar espacios culturales en desuso de manera de llevar lo que hacemos en Santiago a otras partes de Chile”, cuenta Nicolás.
De esta manera, estos jóvenes actores están apostando por generar las redes necesarias para lograr crecer como compañía y, de la mano de ella, generar una expansión que logre acercar el arte a la comunidad.