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‘La Belleza de Crear’ en TEDXUDD

TedxUDD es una organización dedicada a las ideas dignas de difundir. Este año fue organizada por las facultades de Ingeniería, Comunicaciones, Derecho y la Dirección de Educación Continua y Extensión de la Universidad del Desarrollo.

Esta última sesión reunió a cinco expositores que se refirieron a cómo con creatividad y riguroso trabajo generaron obras reconocidas por nuestra sociedad: ‘La belleza de crear’.

La actividad se inició con la exposición del creador del restaurante Boragó, Rodolfo Guzmán, considerado uno de los mejores chefs de Latinoamérica.

En esta ocasión, Guzmán relató cómo su restaurante pasó de ser un fracaso a todo un éxito: “Comenzamos a investigar Chile y encontramos nuevos ingredientes únicos en el mundo, como por ejemplo, la espinacas de mar”, puntualizó.

Posteriormente, expuso Fernanda Frick, animadora e ilustradora chilena que se hizo conocida por la pre-nominación de su corto ‘Here’s The Plan’. Frick habló sobre los héroes que la inspiraron desde pequeña y que la llevaron a crear sus propios personajes. “En la falta de empatía con el otro nace el racismo, el sexismo y otros (…) Como creadores tenemos una gran responsabilidad al decidir lo que ponemos en pantalla”, indicó haciendo referencia a lo que actualmente consumen los espectadores.

El tercer invitado fue el doctor en Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Chile, Bruno Grossi, quien obtuvo un IG Nobel (“anti”-Nobel de la Universidad de Harvard) debido a su investigación sobre cómo caminaban los dinosaurios a través de los pollos.

Por otro lado, expuso Cecilia Rodríguez, creadora junto al MIT del programa “One Laptop per Child”, el que enseñó a 15 mil niños de Paraguay a crear, construir y utilizar un computador con Internet.

“Los niños tienen que aprender a programar y no ser programados por la tecnología”, planteó la experta en educación innovadora.

Finalmente, el pintor chileno Guillermo Lorca también contó cómo comenzó su pasión por el arte y la pintura. “Una animación japonesa me llamó mucho la atención, se llamaba Akira y de alguna forma me ayudó a canalizar estos sentimientos (…) Lo que buscaba era volver a esas sensaciones primitivos, hablar de otras cosas que no sean sobre sí mismos, quería encontrar la belleza sobre la frialdad, que las pinturas nos hagan pensar y darnos placer”, puntualizó Lorca.