“Santiago se puede convertir en el Silicon Valley de Latinoamérica. Lo que falta es que los chilenos valoren más sus ideas, que crean de corazón en sus proyectos y en sus capacidades, y que le pierdan el miedo al fracaso, porque de éste es como surgen los grandes proyectos y compañías”, así lo señaló Tom Kosnik, profesor de la Universidad de Stanford, durante la conferencia “El ecosistema de emprendimiento”

La actividad se desarrolló en el Campus Rector Ernesto Silva Bafalluy de la Universidad del Desarrollo, en el marco del segundo ciclo de charlas Tok Tok “Potenciando el Ecosistema de Innovación”, organizado por el Instituto de Innovación Interdisciplinaria, iCubo.

Kosnik, experto en marketing y mentor de jóvenes emprendedores en Silicon Valley, enfatizó que Santiago tiene un enorme potencial para desarrollar Start-Up de todo tipo, debido a la gran cantidad de profesionales de excelencia, a la infraestructura de la ciudad, al nivel de desarrollo que se ha logrado y que sigue creciendo, y a la inversión en traer expertos internacionales a las empresas y universidades.

En la oportunidad, el académico presentó a tres alumnos de Stanford que forman parte de BASES (Business Association of Stanford Entrepreneurial Students), considerado el mayor centro de emprendimiento a nivel mundial. Con 350 miembros, tiene a su haber más de 120 compañías fundadas y 10.000 aplicaciones creadas.

Kosnik acompaña a los estudiantes de este centro en el proceso de creación y desarrollo de sus proyectos y negocios. “Si bien yo soy el profesor, siento que de ellos aprendo mucho más de lo que les enseño, y eso es lo más motivador. Los jóvenes de BASES son personas de mente y corazón abierto que van a cambiar el mundo”, comentó Kosnik.

El académico de Stanford aseguró que para que un proyecto Start-Up funcione y sea exitoso, es necesario trabajar en equipo, cooperar entre todos, conversar y analizar en conjunto las ideas, incluir a personas de todas partes, potenciar a las mujeres e incluirlas mínimo en un 50% en las compañías, y permitirse fallar una y otra vez.